Rana dorada, en peligro de extinción debido al descuido humano.
Más de 40% de anfibios están declinando a nivel mundial
PANAMÁ, PANAMÁ (18/08/2012).- Hace 40 años había millones de ranas doradas en Panamá, pero la acción del hombre y un superhongo han reducido la especie a menos de 3 mil ejemplares, por lo cual científicos del Instituto de Investigación Tropical Smithsonian (STRI) ensayan "un arca de Noé" científico para evitar su desaparición.
En la década de 1970, millones de ranas doradas --una especie endémica y característica de Panamá-- poblaban las quebradas en la provincia central de Coclé, al oeste de la capital.
Sin embargo factores humanos y naturales la han diezmado: el comercio ilegal e indiscriminado de la rana para ser utilizada como mascota, la contaminación de las aguas y la pérdida de bosques, los cambios de temperatura y, finalmente, un hongo devastador.
"En los sitios donde se encontraba ahora mismo no se encuentra. Aparentemente está extinta de las áreas naturales", dijo Roberto Ibañez, director del proyecto de rescate y conservación de anfibios, un programa del SATRI, con sede en Panamá.
Según los expertos, en este país sólo hay 10 ejemplares de esta especie de color amarillo con motas negras, que no sobrepasa los seis centímetros, y cuyo nombre científico es Atelopus zeketi.
Siete machos y tres hembras viven en cautiverio en el Centro de Conservación de Anfibios de El Valle, dentro de un mini zoológico llamado el Níspero, ubicado en el Valle de Antón, 150 km al suroeste de la capital panameña, que se dedica a su estudio y reproducción.
"El futuro actual de la rana dorada no es muy prometedor si las cosas continúan de la misma forma", dijo Edgardo Griffth, biólogo que fundó en 2009 esta especie de arca de Noé, donde conviven ñandúes, jaguares, gallos, perezosos o pavos reales albinos, entre otras especies en peligro de extinción.
De los 10 ejemplares de ranas doradas en Panamá hay cerca de 2 mil descendientes repartidos en otros zoológicos y acuarios de Estados Unidos, donde están siendo cuidados y reproducidos.
"La causa principal de que esta especie haya desaparecido o declinado su población es debido a la presencia de este hongo patógeno", dijo Ibañez en referencia al hongo microscópico llamado Quítrido.
Este organismo mata en cuestión de días al animal una vez que entra en contacto con su piel, afectando rápidamente sus órganos internos.
El hongo se dispersó en la década de 1930 debido a la importación de especies de Suráfrica que se utilizaban en pruebas de embarazo. En el istmo fue hallado en 1987 en Costa Rica y se sospecha que ya ha llegado hasta la selva del Darién, fronteriza con Colombia.
Contra reloj, los científicos buscan reproducir la especie en cautiverio hasta que se encuentre la forma de combatir el hongo o un gen que haga resistente al animal frente a este microorganismo, lo que permitiría un proceso de repoblación, algo que en la actualidad parece complicado.
"Por ahora no tenemos ningún control sobre el hongo", reconoció Ibañez.
"La idea final es que ellas vuelvan a su hábitat natural. Lo que tenemos que descifrar es el cómo" y eso "no está nada claro", aseguró Griffth, para quien "los únicos responsables de que la rana dorada esté casi extinta somos nosotros (los humanos)".
"El calentamiento global ha hecho que el hongo haya proliferado con mayor velocidad o los animales hayan perdido su resistencia, porque el hongo ha existido desde los años treinta", dijo Carlos Caballero, veterinario y encargado del zoológico el Níspero.
Según el STRI, más de 40% de todas las poblaciones de anfibios están declinando a nivel mundial.
En la década de 1970, millones de ranas doradas --una especie endémica y característica de Panamá-- poblaban las quebradas en la provincia central de Coclé, al oeste de la capital.
Sin embargo factores humanos y naturales la han diezmado: el comercio ilegal e indiscriminado de la rana para ser utilizada como mascota, la contaminación de las aguas y la pérdida de bosques, los cambios de temperatura y, finalmente, un hongo devastador.
"En los sitios donde se encontraba ahora mismo no se encuentra. Aparentemente está extinta de las áreas naturales", dijo Roberto Ibañez, director del proyecto de rescate y conservación de anfibios, un programa del SATRI, con sede en Panamá.
Según los expertos, en este país sólo hay 10 ejemplares de esta especie de color amarillo con motas negras, que no sobrepasa los seis centímetros, y cuyo nombre científico es Atelopus zeketi.
Siete machos y tres hembras viven en cautiverio en el Centro de Conservación de Anfibios de El Valle, dentro de un mini zoológico llamado el Níspero, ubicado en el Valle de Antón, 150 km al suroeste de la capital panameña, que se dedica a su estudio y reproducción.
"El futuro actual de la rana dorada no es muy prometedor si las cosas continúan de la misma forma", dijo Edgardo Griffth, biólogo que fundó en 2009 esta especie de arca de Noé, donde conviven ñandúes, jaguares, gallos, perezosos o pavos reales albinos, entre otras especies en peligro de extinción.
De los 10 ejemplares de ranas doradas en Panamá hay cerca de 2 mil descendientes repartidos en otros zoológicos y acuarios de Estados Unidos, donde están siendo cuidados y reproducidos.
"La causa principal de que esta especie haya desaparecido o declinado su población es debido a la presencia de este hongo patógeno", dijo Ibañez en referencia al hongo microscópico llamado Quítrido.
Este organismo mata en cuestión de días al animal una vez que entra en contacto con su piel, afectando rápidamente sus órganos internos.
El hongo se dispersó en la década de 1930 debido a la importación de especies de Suráfrica que se utilizaban en pruebas de embarazo. En el istmo fue hallado en 1987 en Costa Rica y se sospecha que ya ha llegado hasta la selva del Darién, fronteriza con Colombia.
Contra reloj, los científicos buscan reproducir la especie en cautiverio hasta que se encuentre la forma de combatir el hongo o un gen que haga resistente al animal frente a este microorganismo, lo que permitiría un proceso de repoblación, algo que en la actualidad parece complicado.
"Por ahora no tenemos ningún control sobre el hongo", reconoció Ibañez.
"La idea final es que ellas vuelvan a su hábitat natural. Lo que tenemos que descifrar es el cómo" y eso "no está nada claro", aseguró Griffth, para quien "los únicos responsables de que la rana dorada esté casi extinta somos nosotros (los humanos)".
"El calentamiento global ha hecho que el hongo haya proliferado con mayor velocidad o los animales hayan perdido su resistencia, porque el hongo ha existido desde los años treinta", dijo Carlos Caballero, veterinario y encargado del zoológico el Níspero.
Según el STRI, más de 40% de todas las poblaciones de anfibios están declinando a nivel mundial.
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